El secreto bancario es una opción presente a nivel legal y a veces constitucional en algunas jurisdicciones que aplican un cierto "velo" de privacidad sobre la información relativa a una cuenta corriente. Estas opciones de privacidad varían de una jurisdicción a otra, no todas son iguales y no son adecuadas para todos los tipos de cuentas abiertas. De hecho, para abrir una cuenta en un país que goza del secreto bancario, un particular sólo podrá beneficiarse de ella si también se traslada allí con residencia fiscal. De hecho, la residencia fiscal es el parámetro legal sobre el cual las entidades bancarias extraterritoriales determinan si una persona puede beneficiarse del secreto bancario o debe estar sujeta al intercambio de información bancaria con su país de origen.
Sólo aquellos que verdadera y legalmente se trasladen a otro país podrán beneficiarse del secreto bancario de ese país. De lo contrario, los bancos estarán obligados a intercambiar información con las autoridades fiscales europeas sobre la misma base que el intercambio que ya tiene lugar entre instituciones y autoridades fiscales que forman parte de la comunidad europea.